A pesar de no ser muy grave, la amigdalitis crónica puede tener impactos molestosos en el cotidiano de una persona. Unos de los efectos que puede tener es un mal sabor en la boca, alteraciones en el gusto, pero también puede llevar a tener inapetencia, somnolencia y a veces hasta fiebre. Sanar una amigdalitis crónica aporta bastante al bienestar de una persona. Veamos de que se trata, cuales son sus causas y síntomas, y cómo podemos curar esta enfermedad.
¿Qué es la amigdalitis crónica?
La amigdalitis crónica es una inflamación de una o de ambas amígdalas que se encuentran en la parte posterior de la garganta. Esos dos tejidos tienen una forma ovalada que se puede ver afectada cuando hay una amigdalitis crónica.
Es importante recalcar que las amígdalas cumplen una función de fábrica de anticuerpos en especial durante la infancia. Así es como se considera como una parte importante del sistema inmunitario, es importante para luchar contra las infecciones.
¿Cuáles son las causas de la amigdalitis crónica?
La mayoría de las veces, la amigdalitis es causada por virus comunes y por bacteriasentre la mas frecuentes como la Streptococcus pyogenes.(ó Streptococcus del grupo A) Se dice de una amigdalitis que es crónica cuando no se logró a sanar completamente y que el paciente vuelve a sufrir de los mismos síntomas durante varios meses. En cambio, una amigdalitis aguda desaparece después de 6 a 7 días con el tratamiento adecuado. La principal razón por la que una amigdalitis aguda evoluciona en amigdalitis crónica es cuando el paciente se descuida y no trata la infección o cuando el tratamiento no es adecuado. Es más frecuente en pacientes de 3 años hasta 50 años.
¿Cuáles son los síntomas de la amigdalitis crónica?
Los síntomas de una amigdalitis aguda pueden variar según el paciente y el tipo de infección, pero los más comunes son los siguientes:
- Dolor en la parte más elevada de la garganta, en especial cuando se ingiere alimentos
- Dolor extentido hasta los oídos en caso la amigdalitis sea severa
- Dificultad para tragar (disfagia)
- Dolor de cabeza
- Fiebre
- Voz gangosa o pérdida de la voz
- Adenopatías cervicales asociados con dolores
- Tos
- Presencia excesiva de saliva
- Fatiga
- Placas de exudado sobre los tejidos de las amígdalas
Es curioso pero demostrado, que en el caso de la amigdalitis crónica, todos o algunos de estos síntomas pueden desaparecer. El paciente entonces presenta síntomas diferentes que son :
- Inflamación de los ganglios linfáticos
- Inflamación de las amígdalas
- Disfagia
- Halitosis (mal aliento)
- Mal sabor en la boca
Si el paciente sufre de manera repetida de síntomas de la amigdalitis aguda sin explicación aparente, entonces a menudo es significativo de una amigdalitis crónica.
¿Cómo se diagnostica la amigdalitis crónica?
Las amígdalas se ubican en una parte de la boca que el médico fácilmente puede revisar. Por lo tanto, es bastante simple para tu especialista detectar la presencia de inflamación procediendo a una revisión visual. A veces, para poder tratar debidamente la enfermedad, puede ser necesario un cultivo de los tejidos para poder determinar si la infección tiene un origen bacteriano o de virus y elegir el tratamiento más adecuado.
¿Qué tratamiento para la amigdalitis crónica?
Una vez que tu otorrino haya realizado un diagnostico detallado de las causantes de tu amigdalitis crónica, podrá proceder a la elaboración de un tratamiento adecuado a tu caso. Es importante que el tratamiento sea personal ya que las causantes pueden ser diversas.
Generalmente se trata la amigdalitis con analgésicos (para aliviar el dolor y la fiebre), antibióticos y antiinflamatorios (alivia la inflamación de los tejidos). Se recomienda incrementar el consumo de agua y de frutas que contienen vitaminas C para ayudar al cuerpo a combatir la enfermedad.
En caso, a pesar del tratamiento bien cumplido por el paciente, no pasa la amigdalitis crónica, se puede recurrir a la resección quirúrgica. Esa operación se conoce como amigdalectomía y puede ser necesaria si la amigdalitis crónica conlleva a abscesos amigdalianos o flemón.